Hace tiempo que hemos dejado
de malgastar palabras incómodas
y que nos encontramos mejor aquí sentados,
comiendo la pasta callados,
mirando cada uno los ojos del otro.
Hace tiempo que la complicidad está de nuestro lado,
y que leer un libro en vacaciones juntos en el sillón,
con aire acondicionado,
no se nos hace pesado.
Hace tiempo que vemos películas de acción
mientras nos zampamos entre los dos
litro y medio de helado
y nos quedamos congelados.
Hace mucho tiempo,
pero menos mal,
que seguimos igual.